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Aunque los sistemas de protección contra incendios están diseñados para ser robustos y operar en condiciones extremas, no son ajenos a los efectos que las altas temperaturas, especialmente las del verano, pueden producir en algunos de sus componentes. Comprender cómo el calor afecta a estos elementos es crucial para considerar medidas preventivas y diseñar estrategias más robustas y eficientes.
¿Qué aprenderás en este post?
A medida que las temperaturas aumentan, es crucial entender las consecuencias potenciales para anticiparse a problemas y garantizar la fiabilidad de los sistemas de protección contra incendios.
Aunque los sistemas de protección contra incendios están pensados para trabajar, por supuesto, en condiciones de incendios, es importante considerar que el calor extremo puede causar efectos negativos en la conservación de los mismos. Por ejemplo, la degradación de algunos materiales con los que están construidos, alterando sus propiedades físicas y químicas. En determinadas condiciones, tuberías metálicas, tuberías de canalización de cableado, etc. pueden verse afectadas por el calor o la radiación solar excesivas, desde un deterioro de sus recubrimientos, hasta deformaciones inesperadas.
Los sistemas de detección y extinción de incendios dependen de equipos electrónicos, sensores y componentes que son sensibles a las temperaturas elevadas.
El calor también puede ser el responsable de una activación prematura o inadecuada de los sistemas, si no se ha elegido la tecnología adecuada o no se mantienen las condiciones de diseño originales.
El calor extremo puede afectar el rendimiento de los sistemas de rociadores y cilindros de gas, comprometiendo su eficacia y seguridad si no se controlan adecuadamente, como veremos a continuación.
Los sistemas de rociadores automáticos son la primera línea de defensa en muchos edificios, pero el calor los afecta de varias maneras:
Los sistemas de extinción a base de gas, como los de CO₂ o agentes limpios, almacenan los agentes extintores en cilindros presurizados. El incremento de temperatura en estos cilindros de gas ha de ser estrictamente controlado para evitar sobrecalentamientos. Temperaturas excesivas pueden aumentar la presión interna más allá de los límites seguros, comprometiendo la integridad del cilindro y pudiendo causar fugas o, en casos extremos, la ruptura. Esto es especialmente sensible en sistemas que se encuentran poco protegidos de la intemperie.
Frente a los desafíos que presenta el calor, los sistemas de control de temperatura y evacuación de humos (SCTEH) emergen como una solución fundamental que va más allá del control de los humos en caso de incendio. Estos sistemas pueden desempeñar, complementariamente, un papel crucial en la refrigeración de los espacios, lo que a su vez optimiza la eficacia de los sistemas de protección contra incendios.
Además de su rol en caso de incendio, los SCTEH pueden usarse como un elemento eficaz de ventilación natural en el día a día. Al abrir las compuertas o lucernarios de evacuación de forma controlada, se permite la circulación de aire fresco, ayudando a disipar el calor acumulado en el edificio durante el funcionamiento normal. Esto no solo mejora el confort térmico y la calidad del aire interior, sino que también contribuye a la eficiencia energética, reduciendo la necesidad de sistemas de climatización mecánicos. Esta doble funcionalidad hace que la inversión en SCTEH sea aún más valiosa.
La gestión del calor es un aspecto clave en cualquier estrategia de protección contra incendios. Los sistemas de control de temperatura y evacuación de humos no solo protegen contra los efectos directos del calor y el humo, sino que también mejoran la eficiencia global de los sistemas de seguridad, salvaguardando vidas y activos.
En Cottés, entendemos que el impacto del calor no es un problema puntual, sino una variable de diseño que debe ser gestionada adecuadamente desde la ingeniería. Con un profundo conocimiento de las condiciones reales del entorno industrial, nuestro equipo de ingeniería desarrolla soluciones técnicas que aseguran la operatividad y durabilidad de los sistemas PCI. Analizamos minuciosamente la geometría del espacio, la acumulación térmica y el comportamiento de los materiales ante variaciones de temperatura, lo que nos permite diseñar soluciones a medida para cada instalación.
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